El monólogo de teatro es un discurso que pronuncia un único interlocutor. Puede dirigirse a uno o varios destinatarios. Los géneros literarios utilizan frecuentemente este recurso aunque puede encontrarse en otros tipos de textos. Ensayos periodísticos y guiones de teatro o cine utilizan los monólogos como una poderosa forma de comunicación con el espectador. A través del monólogo una persona o personaje reflexiona o se comunica directa y abiertamente con el/los receptor/es. En teatro se utiliza para dar a conocer todo o parte de lo que un personaje siente o piensa. La sensibilidad, técnica y maestría de la actriz o del actor que lo interprete emocionará en mayor o menor medida al público, aunque también esta conexión depende del texto.
Los autores de teatro clásico de España han logrado crear uno de los repertorios dramáticos más apasionantes, admirados y aplaudidos de la cultura occidental. También han aportado una riqueza incomparable en el diseño de los personajes tanto masculinos como femeninos. Si sueñas con convertirte en actor o actriz, conocer y estudiar a fondo estos clásicos te aportará un gran bagaje en tu formación como intérprete. El Siglo de Oro fue una de las épocas más prolíficas de nuestra literatura y nuestro teatro en la creación de personajes e historias que han atrapado a lectores y espectadores a lo largo del tiempo. Autores como Lope de Vega, Calderón de la Barca, Inés de la Cruz, o Ruiz de Alarcón cultivaron en sus obras el arte del monólogo en boca de personajes tan complicados como fascinantes.
Cómo escribir un monólogo de teatro efectivo
Para la escritura de monólogos existen diferentes técnicas. Según sus objetivos, cada autor se decantará por una u otra. Crearlo en base a una estructura es fundamental pero también otro tipo de pautas a tener en cuenta. En este artículo te damos algunos consejos para que puedas prestar atención a las más básicas.
- Define al personaje que interpreta el monólogo. Deja también claro quién o quiénes son los receptores. Recuerda que el personaje que pronuncia el monólogo puede ser histórico, de fantasía, un animal… Puede transformarse en lo que necesite el autor para comunicar el texto.
- Define el objetivo del personaje que interpreta el monólogo. Esto es algo básico en el diseño de los personajes de cualquier obra literaria o teatral. En un monólogo también. El objetivo de un personaje es aquello que quiere conseguir. Sus necesidades definen sus objetivos, por lo que cuanto mejor estén descritos más fácilmente se entenderán sus necesidades. Cuanto más precisas sean sus necesidades y más justificadas estén, más coherencia tendrá el personaje al plantear sus objetivos. Estas son claves importantes para que el público entienda al personaje y para que el monólogo tenga una buena acogida. Los personajes se plantearán metas vinculadas a sus objetivos, que representan su triunfo particular.
- Define la relación del personaje que interpreta el monólogo con su entorno. Ya sea de forma explícita o implícita en el texto, definir esta relación es importante ya que influirá en la interacción de este personaje con el ecosistema en el que habite. Describe cómo influye en su entorno y viceversa, su vestuario, la época en la que está, el día, la hora que es en el relato escénico, etc.
- Haz que el interlocutor evoque a otros personajes imitándolos o recreándolos. Esto aportará ritmo y variedad al monólogo. Además es una gran oportunidad para que el actor o actriz se luzca en su interpretación. Es una técnica muy aplaudida por el público si el texto y la interpretación son de nivel.
- Comprueba la coherencia y el interés del monólogo. Esta fase puedes realizarla probando tu monólogo con un público cercano al que invites a un pase privado para que te comenten su opinión al respecto.
- Haz cambios hasta que el monólogo tenga una buena acogida en los pases privados que realices. Cambia el texto tantas veces necesites para que atrape al público y les haga emocionarse, reír o conectar con la historia de una forma especial.
La técnica del monólogo de teatro
Para trabajar la interpretación de un monólogo existen varias técnicas. Como actor o actriz lo ideal es tener la oportunidad de conocerlas todas para trabajarlas y elegir la que más se adecue a tus necesidades, objetivos y preferencias a la hora de entrenar. En las escuelas de interpretación y Artes Escénicas te enseñarán estas técnicas, por lo que si puedes nunca dejes de formarte.
Para interpretar un monólogo teatral no pierdas de vista que estarás encima del stage delante de un público más o menos numeroso que ansía escucharte. Proyecta la voz y por supuesto vocaliza. Cuanto más rica sea tu interpretación más impactará tu personaje en el público. No olvides darle matices a tu personaje, interpretar el subtexto o comunicar también con tu expresión corporal.
Qué requisitos ha de buscar un actor o actriz en un monólogo para elegir representarlo
Como actores y actrices frecuentemente nos preguntamos cuál puede ser el mejor texto para interpretar, ya sea para entrenamiento o para crear un montaje y llevarlo de gira. Si decidimos lanzarnos a escribirlo nosotros mismos ya os hemos dado alguna orientación sobre cómo hacerlo. Pero, por qué no aprovechar el maravilloso repertorio de monólogos de nuestro brillante y aplaudido teatro español?. Para elegir el monólogo más adecuado, Rubén del Castillo nos comenta los requisitos que ha de tener.
Rubén del Castillo forma parte del cuadro docente de ESAEM. Profesor titulado oficialmente, imparte interpretación y literatura dramática de Doble Grado. También actor en continua formación con expertos en diversas técnicas teatrales y audiovisuales que amplían sus conocimientos específicos en el ámbito dramático. Su trayectoria sobre las tablas se prolonga ya más de 25 años interpretando todo tipo de personajes tanto dramáticos como cómicos. En los últimos años se ha especializado en el teatro clásico del siglo de oro y la interpretación versal. Ha recorrido España y parte del extranjero girando con varias obras, algunas de ellas premiadas a nivel nacional e internacional en festivales tan relevantes como el Festival de Almagro. También ha sido galardonado como mejor actor interpretando un personaje de Calderón.
Rubén del Castillo, actor y profesor de ESAEM interpretando el personaje de Tristán en “El perro del hortelano”.
Rubén del Castillo nos comenta que si pudiera elegir el monólogo que quisiese para su entrenamiento actoral o para llevarlo a escena con un nuevo montaje teatral, elegiría aquel que le hiciera vibrar. “Yo me decantaría por un monólogo que me diga algo, un monólogo cuyo mensaje me llegue de una forma especial. Y también un monólogo que como artista yo tenga algo que decir al respecto. No me gustan los monólogos vacíos. Creo que el teatro trasciende los medios. El teatro hoy día no creo que deba ser una vía para contar historias simplemente, sino que ha de transmitir algo más y hacer vibrar al público. Que remueva algo dentro de cada uno de los espectadores”.
Rubén del Castillo interpretando un monólogo en teatro
Rubén nos explica que además de esta característica, también apostaría por un monólogo que prevea pueda tener buena acogida entre el público. “Vivimos en un mundo capitalista en el que los actores vivimos de nuestro trabajo, que es el arte. A mí me gusta trascender o reivindicar con el teatro pero soy consciente de la realidad que hay. Tengo presente de que hay personajes, monólogos y montajes que pueden funcionar muy bien en un medio más actoral pero que sin embargo no va a tener una buena acogida entre el público. No busco un mensaje sencillo pero sí que pueda entenderlo y disfrutarlo el espectador. Aunque interprete un monólogo abstracto, surrrealista o de vanguardia siempre buscaré que el espectador se vaya con una buena sensación entendiendo algo. La experiencia me dice que cuando el público no entiende cosas, no suele gustar. Con esto tampoco quiero decir que se lo dé todo al público ´masticado´. Está claro que hay que encontrar el punto idóneo en ese sentido”.
Monólogos cómicos
Hablar sobre monólogos cómicos en España a partir del 2000 aproximadamente, significa entrar en una disciplina diferente al teatro. Por eso establecemos la diferencia al inicio de este apartado. A finales de la década de los 90 comenzó a ponerse de moda en España la llamada Stand Up Comedy que ya contaba con una amplia trayectoria y reseñable éxito comercial en Estados Unidos. En este género escénico, un monologuista que no tiene que ser actor (un humorista), comunica un texto escrito casi matemáticamente a base de una sucesión de chistes y gags como estructura básica, pero sin una narratividad lineal. El humorista pronuncia este monólogo de pie, con un micrófono en la mano o apoyado en el pie de sujeción del aparato, sin decorado ni atrezzo. Aunque a finales de los 90 estos espectáculos comenzaron a estar de moda y llegaron a la televisión, en España ya existían humoristas como Miguel Gila o el caricato Luis Esteso que triunfaban con sus monólogos cómicos.
Hacemos este inciso para que este formato escénico de comedia no se confunda con el monólogo que interpretan actores en obras de teatro. La comedia es un subgénero dramático. Los monólogos teatrales cómicos formarían parte de obras de teatro o constituirían una obra en sí mismos en caso de no haber más personajes. Si el monólogo es cómico ha de tener un final feliz y el actor o la actriz que lo interprete ha de estar en sintonía con este subgénero dramático, transformándose en un personaje divertido o que provoque la risa.
Monólogos dramáticos
Se trata de un soliloquio, un género dramático que procede del monólogo literario y que tiene objetivos expresivos y artísticos. Las posibilidades para su creación y puesta en escena son numerosas y variadas. Desde un mismo actor o actriz interpretando más de un personaje a un personaje dialogando con él/ella mismo/a u otro/s que no contestan, etc. Lo usual es que el actor o actriz que interprete ese monólogo exprese lo que piensa, lo que siente, comunique sus pasiones, sus tormentos, sus miedos etc. de forma subjetiva. En eso consiste la lírica en la literatura y en el teatro.
Rubén del Castillo interpretando el personaje de Calisto en el montaje teatral de “La Celestina” producido y dirigido por la compañía malagueña Pata Teatro. Fotógrafo Floren Domínguez